Tu hijo te eligió para que tú fueses su madre.
A menudo se dice que uno elige a sus amigos, pero no a su familia. Pero, ¿y si esto no fuera cierto? En realidad, ¡sí elegimos a la familia!
El alma de cada ser humano será atraída por la energía particular que desprende la pareja parental. En efecto, todos emitimos vibraciones, una energía que nos corresponde. Cuando formamos una pareja, ésta creará nuevas vibraciones. ¡Son estas vibraciones las que atraerán el alma de nuestro hijo! Un alma elige a sus padres porque le ayudarán a expresar lo que ha venido a vivir y a trabajar en esta vida.
Pero una vez que las almas llegan a nosotros y se transforman en nuestro hijo amado, entonces es cuando se pone a prueba nuestra capacidad para convertirnos en padres sin que nadie nos haya enseñado; porque nos guía el amor y cuando alguien actúa guiado por el amor, todo fluye.
La maternidad es un momento único. De manera natural, las mujeres protegemos a nuestros hijos, tratando de darles lo mejor y preparándolos para la vida futura.
Te invitamos a leer estas hermosas reflexiones sobre la maternidad.
“Hijo, un día llegaste a mi vida y entonces entendí que las palabras no alcanzan para expresar lo que significa la experiencia de ser madre. Se acumulan todas las emociones y los sentimientos en la garganta y es imposible expresarlo, sino es a través del amor y la devoción que me generas”.
“Todas las enseñanzas parecen pocas. Todo lo que quiera transmitirte parece nada. Me gustaría pensar que puedo evitarte todos los dolores y sufrimientos que la vida nos impone. Pero sólo puedo intentar prepararte para que puedas enfrentarlos y enseñarte que el único objetivo de la vida es ser feliz”.
“Vive tu vida en paz. No permitas que nada ni nadie te quite ese tesoro tan preciado. No dependas de nada, ni de nadie. Tú tienes tu propia energía y con esa energía podrás crear las herramientas necesarias para una vida tranquila y un alma en paz”.
“Invierte en buenas experiencias, ahorra recuerdos felices, gasta tu tiempo en compartir con la familia y los amigos. De eso se nutren la mente y el alma de las buenas personas. Cada tanto, silencia tu mente para poder escuchar tu esencia. Allí, encontrarás las respuestas a tus interrogantes cuando sientas dudas”.
“Recuerda que ‘es de bien nacido, ser agradecido’. La gratitud es una cualidad que todos los hombres de bien deben tener, porque luego se transformarán en bendiciones. Pide, pero siempre agradece por el favor recibido”.
“Mi amor es incondicional, porque tú me convertiste en madre y tu llegada hizo que fuéramos una familia. Sin importar lo que suceda, te amaré por siempre y estaré a tu lado aun cuando ya no esté físicamente. Agradeceré eternamente el privilegio de haber sido tu madre”.
“No puedo vivir tu vida por ti, porque en una madre no cabe tanto egoísmo. Eres mi hijo, y quiero que vivas tus propias experiencias. El camino a veces será difícil, pero espero hacer un trabajo eficaz dándote las herramientas necesarias para que puedas enfrentar tú mismo las dificultades que puedan aparecer en tu vida. Recuerda que siempre estaré aquí amándote y apoyándote, pero por sobre todas las cosas; respetándote”.
“Mi vida es mejor desde que supe que estabas creciendo dentro de mi cuerpo. Algunas veces acertaré, otras veces me equivocaré; pero sí puedo asegurarte que cada paso que dé estará motivado por mi amor incondicional y mi deseo de hacer lo mejor como madre. Ojalá algún día te llegue el momento de recordarme como alguien que te amó de manera desinteresada y sin límites.”
Todas las mujeres que somos madres tenemos nuestra propia vivencia. Si tienes una reflexión para compartir con otras mujeres que sean madres o que algún día serán madres, nos encantaría que las compartas con nosotros.