10 cosas que jamás debes hacer por un hombre por más enamorada que estés desde él.
Cuando se quiere conquistar el corazón de un hombre, hay que aplicar los métodos más eficaces según la situación y sobre todo, dejar de lado ciertos hábitos que hacen huir a los hombres, aunque a primera vista no parezcan tan negativos.
Creemos que estamos seduciendo, pero en realidad estamos actuando de forma equivocada y esto a veces puede empujar a nuestro hombre a romper con nosotras o a distanciarse.
Cuando la pareja es reciente, es necesario gestionar perfectamente la transición entre la seducción y la vida en común y, en consecuencia, hay actos que debes evitar estrictamente llevar a cabo a riesgo de perder a tu hombre o enojarlo. ¡Estos 10 consejos te ayudarán a evitar tensiones!
Ser infiel.
La base de toda relación amorosa, de amistad, de trabajo o de cualquier índole; se basa en la fidelidad y la de lealtad.
Creer que amamos a la otra persona, pero serle infiel, no son situaciones compatibles. Cuando se ama de verdad, no se traiciona al otro.
Muchas personas confunden estos conceptos y creen que pueden ser infieles y que la infidelidad no es tan grave, sólo porque declaran abiertamente que siguen amando a sus parejas. Seguramente del otro lado, no se verá tan claro.
“A mí no me lo va a hacer”.
Cuando alguien te contó que fue infiel, o violento, o agresivo, o extremadamente celoso o que maltrató de alguna forma a sus parejas anteriores, no debes dejar de lado estas señales de alerta.
Es ingenuo pensar “a mí no me lo va a hacer”. ¿En qué nos basamos para pensar eso? Es posible que una persona cambie, no vamos a decir que no; pero es poco probable que cambie alguien que se ha comportado tan mal.
Tengamos en cuenta que estamos hablando de nuestro futuro, de nuestra tranquilidad mental y hasta de nuestra seguridad física.
Dentro de la etapa del enamoramiento, es natural verlo al otro absolutamente perfecto, pero no lo es; simplemente porque nadie lo es. No dejes pasar estas “luces rojas” que te advierten que puedes enfrentarte a un problema serio.
Sacrificar todo por él.
Un error muy común que cometemos las mujeres enamoradas, es dejar de lado todo lo que nos gusta, lo que queremos y lo que nos beneficia, por nuestra pareja.
Sacrificar tus sueños o tus objetivos, no te hará más feliz. Y este es un punto muy importante, porque cuando no eres feliz, tampoco podrás hacer feliz a tu pareja.
Piensa que cuando él te conoció, tú eras alguien con proyectos y objetivos. Eso hacía de ti la persona de la que se enamoró; de modo que dejar todo eso de lado implica dejar de ser un poco uno mismo. ¡No lo hagas!
Jurar amor eterno.
Es cierto que esos primeros meses del enamoramiento son idealizados al punto tal de que queremos mantenerlos para toda la vida. A veces se puede… Pero a veces no.
Podemos prometer ser leales, fieles, sinceros, dedicados a la pareja y a la familia; pero no podemos prometer amor eterno. Es algo que nadie puede hacer.
El amor es una emoción y no podemos jurar sobre una emoción, porque no sabemos si vamos a sentir eso mismo toda la vida. En cambio, sí podemos jurar o prometer sobre algo que depende de nosotros, es decir, de nuestra voluntad: la lealtad, la fidelidad y la compañía.
Echar en cara las cosas que hacemos.
Este punto está muy relacionado con el de “sacrificar todo por alguien”. Cada vez que hacemos algo por el otro, lo hacemos porque queremos. No vale decir que el otro nos obliga o nos presiona. Cada decisión que tomamos, la tomamos a expensas de nosotros mismos.
Es por eso que si renunciamos a algo o dejamos de hacer algo que nos gustaba hacer, no podemos enrostrarle al otro ese sacrificio que hicimos por decisión propia. Eso sólo crea resentimiento en la pareja y nos distancia de la persona que amamos.
Pasar mucho tiempo juntos.
Mucho se ha hablado de las parejas que trabajan juntas, e incluso, de las parejas que trabajan juntas dentro de su propia casa.
¡Cuidado! Una pareja tiene que estar conectada por intereses comunes y objetivos comunes, pero no siempre utilizando los tiempos comunes.
¿Qué quiere decir esto? Que pasar mucho tiempo juntos sin darnos el espacio de compartir con otros o de estar solos, nos conduce invariablemente al aburrimiento y al hastío, enemigos acérrimos de la pareja.
El amor sólo es amor si es libre. Creemos que porque estamos en pareja ya no somos libres, y eso no es cierto. Tenemos compromisos que respetar, pero eso no quiere decir que debamos estar esclavizados a la persona que tenemos al lado.
Cada persona tiene sus propias necesidades y debe buscar la manera de satisfacerlas para seguir siendo alguien independiente y autónomo.
Criticar a tu pareja en presencia de otros.
Esta es una práctica simplemente horrible, humillante y vergonzosa. Nunca alguien que te ama te critica abiertamente en presencia de otros. ¡No lo hagas, ni permitas que te lo hagan!
Muchas veces las agresiones verbales se disfrazan de “bromas”, pero esto es sólo un recurso infame para criticar y menospreciar al otro. Luego, vienen las explicaciones de tipo “no lo dije en serio” o “no tiene tanta importancia” o “no exageres tanto”.
Este tipo de actitudes menoscaban la confianza y el amor.
Creer que avanzar en la relación solucionará los problemas.
Cuando las parejas recién comienzan y todavía no se han consolidado, no es algún momento de hacer planes a futuro, de hablar de matrimonio y mucho menos de niños.
Los hombres no proyectan tan a largo plazo. Es importante que las mujeres entendamos que en eso no funcionamos de la misma manera. Eso no quiere decir que no sean considerados, simplemente no está en su ADN ver las cosas de esa manera.
De modo que presionar a tu pareja con irse a vivir juntos, formalizar la relación o incluso presentarle a tus padres, es “apurar” al otro cuando uno está preparado para dar ese paso. ¡Y ni hablar de tener hijos!
Una relación de pareja debe estar consolidada para poder dar pasos tan trascendentales y que cambian las vidas de las personas.
Intentar cambiar a tu pareja.
Cuando conocemos a alguien y nos sentimos atraídos por esa persona, lo hacemos en función de lo que vemos o escuchamos; de modo que de pronto, querer cambiar a alguien, denota al mismo tiempo un poco de inestabilidad de nuestra parte. ¿Antes nos gustaba así y ahora queremos que sea diferente?
Sólo debemos tener claro que las personas no cambian en líneas generales y que intentar algo tan difícil como eso, sólo nos traerá angustia y dolor. Tal vez alguien pueda modificar alguna actitud, pero jamás cambiará su esencia. ¡Tú misma no deberías cambiar tampoco por nadie!
Comparar relaciones sentimentales.
A veces, con el fin de establecer diferencias, hacemos comparaciones. ¡Las comparaciones son odiosas! Ya lo sabemos…
Si tú tienes claro que amas a tu hombre, no necesitas comparar tu relación con la de tus amigos. Por más que veas que ellos todo el tiempo están a los besos y los abrazos, cada relación es diferente. Es natural que te preguntes… “¿Por qué nosotros no somos así?” Bueno, puedes plantearlo a tu pareja, pero eso no quiere decir que el amor no esté presente entre ustedes.
Además, no sabemos lo que pasa en la vida de los demás. Tal vez proyectan una imagen hacia el exterior que no es la real. ¡No te compares!
¿Tienes otros consejos para dar? ¡No dejes de compartir!