Lo que ve en una foto familiar, la deja horrorizada y pide el divorcio.
Una sola foto y la vida de una mujer se derrumba junto con su matrimonio. ¿Y todo por un detalle insignificante en una foto?
Susan quería una sesión de fotos hecha por un fotógrafo profesional, pero nunca imaginó que algo tan simple e inocente se convirtiría en una pesadilla y en el fin de su matrimonio.
¿Cómo es posible que una foto pueda revelar un secreto de años?
Susan de 38 años y John de 45, lo tenían todo. Una hermosa casa, una relación estable y dos niños que eran la alegría de sus vidas.
Ellos se habían conocido en la universidad y, desde ese momento, se volvieron inseparables. Eran el uno para el otro. Habían imaginado que vivirían felices por siempre, sin embargo…
El destino nos tiene reservado algo que no imaginamos y vamos por la vida creyendo que todo será como lo planeamos, hasta que la realidad nos hace ver que nuestro mundo puede cambiar en menos de un segundo, o con una fotografía familiar, como le pasó a Susan.
John tenía un secreto. Susan, no lo sabía; pero lo descubrió ese día. No tuvo más remedio que pedir el divorcio.
Una sesión de fotografía familiar.
Muchas familias acostumbran a hacerse fotografías con fotógrafos profesionales. Es un hábito muy difundido, sobre todo en Estados Unidos.
Susan se puso en contacto con un fotógrafo, recomendado por un colega de trabajo y rápidamente, organizaron la sesión de fotos. Ya tenían día y horario.
Cuando Susan le contó a John lo que había preparado para el día siguiente, él no se mostró muy entusiasmado, pero… no podía negarse.
Cuanto más se acercaba el momento en que llegaría el fotógrafo, más nervioso y tenso se ponía John. ¿Qué le estaba sucediendo?
Susan no entendía lo que le pasaba a su marido y simplemente asumió que, como no le gustaban las fotos, su nerviosismo tenía que ver con eso. Al final, no le dio mayor importancia.
Pero cuando el fotógrafo llegó, la situación era extremadamente tensa. Susan lo notó. Conocía a su marido y sabía que estaba actuando de manera muy extraña, sin embargo, no dijo nada.
Durante toda la sesión de fotos, John estuvo tenso y se lo puede ver nervioso. La sonrisa en su rostro, no es natural ni genuina.
Terminada la sesión de fotos, el fotógrafo se fue. La tensión pareció disiparse, pero Susan no dejó de pensar en lo sucedido. Algo no estaba bien.
Pasados unos días, Susan recibió las fotos por correo electrónico y entonces… se desató la tormenta.
Las fotos eran maravillosas, pero hubo una que le llamó la atención de manera particular. Esta foto en donde están los cuatro, su hija hace un gesto muy particular. Toma la mano de John y, en especial, un dedo de la mano.
Fue entonces cuando el mundo de Susan se derrumbó. En ese instante, supo que John estaba enamorado de otra persona y que la engañaba. Ese anillo, no era su anillo de matrimonio, ni su anillo de compromiso. ¿De quién era ese anillo?
Era hora de hablar claramente y Susan no iba a esperar ni un minuto más para saber qué estaba pasando. Nunca había sido una cobarde y entendía que era necesario enfrentar la situación.
Esperó a John esa tarde para hablar con él, cuando volviera de su trabajo, pero, como toda madre responsable que pone por delante la seguridad de sus hijos, tomó la precaución de pedirle a una vecina que los cuide durante un rato, en caso de que la conversación se volviera una discusión. Ella no quería que sus hijos presenciaran un altercado entre sus padres.
Con John de regreso en casa, Susan lo confrontó. Le exigió explicaciones con respecto al anillo que estaba usando, no sin antes reprocharse cómo había estado tan ciega y no había notado durante tanto tiempo que ese anillo le era totalmente desconocido.
John lo dijo todo con la mirada. Entendió en un instante que la farsa se había acabado y que le debía a su esposa una explicación sincera. Susan no se merecía menos. Siempre había sido una buena compañera y una excelente madre.
La sorpresa menos esperada.
Pero Susan jamás imaginó que la explicación la sorprendería al punto de que la situación no tenía retorno.
John estaba enamorado de alguien más, era cierto… pero no se trataba de una mujer, sino de un hombre.
Esta revelación dejó a Susan en estado de shock. El anillo era un recuerdo que John conservaba de un joven del que había estado enamorado en sus épocas de estudiante.
Él creyó que había superado su preferencia por los hombres, y durante varios años pudo tener una vida de pareja con Susan, pero cada vez se le hacía más difícil no ponerse en evidencia.
John amaba a Susan y a sus hijos. Siempre había querido formar una familia, pero su inclinación por los hombres, era algo que lo perseguía y de lo que no podía librarse. La naturaleza, no se puede cambiar y es inútil ir en su contra.
Él no tuvo más remedio que confesarle todo a Susan, pero las sorpresas no habían acabado. John le contó a su esposa que esa tarde de sesión de fotos estaba sumamente nervioso, porque el fotógrafo que ella había contratado, era alguien con quien él había mantenido una relación.
Fue entonces que todas las piezas del rompecabezas encajaron en su sitio. Susan entendió por fin por qué John estaba tan tenso y nervioso ese día. La verdad era terrible, pero finalmente también entendió que era necesaria y liberadora.
Con toda la situación expuesta, Susan supo que tenía que tomar una decisión: el divorcio era su única salida.
Estaba claro que su matrimonio tenía que terminar y cuanto antes, mejor.
Fue muy duro para ella, pero finalmente aceptó que el padre de sus hijos tenía otra preferencia sexual y pensó que debió ser muy difícil para él ocultar su condición durante años.
Por el bien de sus hijos y de ella misma, Susan manejó la situación con tranquilidad e inteligencia y decidió mantener con John una relación sana, a pesar de tener claro que él, de una manera diferente, la había traicionado.
De esta historia se pueden desprender varias preguntas: ¿hizo bien Susan en divorciarse? ¿podría haber ignorado el incidente y seguir como si nada? ¿qué otro camino podría haber elegido?
Nos gustaría leer tu opinión.