Hombre compra un avión para salvar a cientos de animales.
Paul Stekleski es un exmiembro del ejercito de los Estados Unidos. Cuando regresó a la vida civil en el año 2013, empezó a trabajar como ingeniero y cada día pasaba frente al aeródromo.
Fuente: Flying Fur Animal Rescue
Fue así como decidió emprender una carrera como piloto comercial y poco después, obtuvo su licencia para poder volar.
Pero se podría decir que la verdadera vocación de Paul surgió cuando su familia decidió adoptar un perro. En ese momento, descubrió un universo del que no sabía nada: los refugios de perros.
Paul vio cómo trabajan los voluntarios tratando de encontrar familias que adopten perros abandonados, pero cuando nadie los adopta y ya no pueden mantenerlos, los perros son sacrificados.
A partir de ese momento, se dijo que intentaría salvar la mayor cantidad de perros que pudiera. Él quería hacer algo por ellos.
Un viaje en avión.
Estos perros de la calle, jamás imaginaron que un día serían pasajeros de un avión, hasta que Paul les dio la oportunidad de viajar.
Empezó alquilando aviones para trasladar a los perros a refugios de Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut.
Él corría con todos los gastos, hasta que en 2015 fundó su propia organización llamada Flying Fur Animal Rescue y ahora utiliza un avión de su propiedad con el que traslada unos 15 perros dos veces al mes. Cuando llegan, la mayoría ya tiene quién los adopte.
“Cuanto más al sur, mayor es el problema de superpoblación de mascotas. Es angustiante. Me di cuenta de que podría ayudar a marcar la diferencia al bajar allí, recogerlos y llevarlos a otros refugios”, dijo Paul.
¡Este hombre bondadoso ya salvó más de 750 perros! ¡Es maravilloso!
Pero este noble gesto de Paul, es difícil de sostener económicamente y además de trasladar a los perros, también busca cómo financiarlo. Reconoce que destina 1000 dólares de que salario cada mes para la organización.
Pero Paul no va a detenerse. Él tiene en mente un proyecto mucho más ambicioso y es el de comprar y acondicionar una enorme granja en Pensilvania con una pista de aterrizaje, un centro de rehabilitación y una estructura de adopción mucho más eficaz.
También espera contar con un avión más grande para transportar más perros y a mayores distancias.
No hay palabras para describir la emoción que sentimos por lo que hace Paul. Él es una persona comprometida con los animales abandonados, que podría estar disfrutando en la tranquilidad de su hogar, sin embargo; se dedica a darles a estos perritos una nueva oportunidad de una vida mejor.
“Es muy emocionante, pero voy a hacer esto por el tiempo que se me permita. Espero inspirar a otras personas a involucrarse.”
¡Buena suerte, Paul y que Dios te bendiga!