Pareja gay adopta a trillizas logrando así cumplir un sueño de toda la vida. Se casaron hace 15 meses.
“Como hombre gay, la adopción es la forma más justa, sostenible y socialmente responsable de formar una familia que concibo”, dijo Miguel Sánchez que vive por estos días una felicidad absoluta junto a su pareja Ismael Mena.
Hacía mucho tiempo que ellos deseaban convertirse en padres y se sorprendieron cuando comenzaron los trámites para adoptar un niño y tan sólo 15 meses después, les propusieron la adopción de trillizas. ¡Trillizas!
El tiempo promedio que las parejas deben esperar, es de casi 9 años, pero ellos estaban dispuestos a adoptar a más de un niño. Bien sabemos que, por lo general, las familias no esperan adoptar a muchos niños al mismo tiempo, de modo que sus posibilidades aumentaban.
Asimismo, ellos tenían un criterio amplio en cuanto a las edades. No les importaba que los niños no fueran bebés, y lo más importante de todo, estaban dispuestos a adoptar niños con discapacidades o con una enfermedad crónica, porque “son situaciones que también habrían aceptado en un hijo biológico”, dijeron.
¡Qué inmenso acto de amor!
Y ese acto de amor se evidencia en las razones por las que desean ser padres.
“Debe quedar claro que el proceso de adopción no gira en torno al deseo de ser padres, sino a las necesidades de un niño de ser protegido y tener una familia”, explicaron Miguel e Ismael.
Recibieron la noticia el 28 de diciembre y enseguida pensaron que sería una broma por el día de los Santos Inocentes, pero no… ¡era verdad! Unas inocentes criaturitas iban a recibir el mejor regalo que puede tener un niño; tener una familia que las quiera y las cuide. Ese llamado cambió sus vidas.
Miguel e Ismael viven en Castilla y León, España y cuando los servicios sociales se comunicaron con ellos, no podían creer lo que les proponían: ser padres de 3 hermanitas de 6 semanas de vida.
En media hora les dieron un giro trascendental a sus vidas, porque fue el tiempo que les llevó decidirse a convertirse en padres.
El bienestar de las niñas.
Cuando se dieron cuenta de que las niñas necesitarían unos 750 pañales al mes y que el costo sólo de la leche ascendía a 300 euros, entendieron el esfuerzo que implica para las familias procurar el bienestar de sus hijos. Es por eso que valoran la ayuda social y la de su entorno.
“No es necesario tener un sueldo muy alto o un trabajo fijo. Se valoran cosas como el entorno, las posibilidades de la red o la ayuda familiar. Es una visión más integral porque el objetivo es que puedas garantizar el bienestar de las criaturas y satisfacer sus necesidades”, dice Miguel.
Ellos pensaron también en adoptar un niño de otro país, pero se enfrentaron a las trabas que imponen algunos países, en cuanto a las parejas homosexuales.
Tampoco les resultaba satisfactoria la idea de un vientre subrogante. Pagar a una madre para que tuviera a sus hijos, no era una opción válida para ellos. Ambas opciones tampoco estaban dentro de sus posibilidades económicas.
“Parece una locura, pero estamos encantados. Es muy intenso porque tres bebés implican mucho trabajo, pero por suerte se portan bien, apenas han tenido cólicos y tienen los horarios muy regulados”, contó Miguel.
Pero tanto Miguel como Ismael, tienen claro lo más importante a la hora de ser padres.
“Formar una familia no se basa tanto en lo biológico o lo genético, sino en la elección de dos personas que deciden amarse y convivir”.
Ojalá los procesos de adopción fueran más ágiles y rápidos, para que más niños tengan la posibilidad de tener una familia que les de el amor y los cuidados que necesitan; sin mirar en raza, religión o condición sexual.
¡Felicidades a estos nuevos padres!